Noche de pasión – Relato erótico
Hoy es una noche oscura, donde el viento mece rápidamente las nubes en el cielo. En el bar cercano a mi casa, una banda hace tributo a Los héroes del silencio. Desde el balcón veo a las personas entrar, y escucho algunos gritos lo suficientemente fuertes para llegar a mis oídos.
Cuando vuelvo a la cama, percibo su olor y me vuelve la sensación al cuerpo de una de esas tantas noches con él. Esta es una noche calurosa, mitigada por el viento, y me genera las mismas sensaciones…
Siempre habíamos querido intentar los juegos anales. Había disfrutado mucho las veces en que me tomaba, me abría las piernas, y pasaba lentamente de mi coño hasta el ano. Al principio las sensaciones eran muy fuertes, pero, con el tiempo, se volvió más placentero. Llegué incluso a tener un par de orgasmos, tocándome, mientras él me comía el culo.
Me siento latir allá abajo. Claro que recuerdo esa noche.
Estaba con las piernas abiertas, ligeramente inclinada para verlo tocarse mientras me comía. Fue entonces cuando empezó a bajar y a comerme el culo. Lamía y lamía como si no hubiera un mañana.
Yo me abría, latía, me retorcía. Me preguntó si podía introducir un dedo, y entró tan fácilmente… vi sus ojos brillar y supe que estaba tramando algo.
Se acercó entonces a mi oído a decirme qué quería hacer. Sonaba tan guarro, tan sucio… de solo pensar como me sentía vuelvo a tener la respiración entrecortada.
Había comprado un par de juguetes sexuales y estaba esperando la ocasión para usarlos.
El lubricante se sentía frío y extraño dentro de mí, acompañado por la sensación placentera de su dedo penetrándome a profundidad. Luego el dedo pasó a ser dos, mientras mi mano se deslizaba lentamente en mi entrepierna, frotando.
Fuye entonces cuando me lo colocó, el plug anal. Mi ano se iba abriendo lento, lento, recibiendo al nuevo huésped, hasta que de repente se abrió por completo, tragándoselo.
Me retorcí con placer. Qué sensación tan deliciosa, recuerdo que pensé. Y luego empezó la vibración.
Desde la distancia, el me veía retorcerme, frotándose también.
Le grité que lo quería, que lo necesitaba dentro.
La doble penetración, del juguete y él, se complementó con un par de dedos que me introdujo en la boca. Llena por completo, deseando que siguiera indefinidamente, siendo satisfecha.
Entraba y salía, entraba y salía, la vibración rugía en mi interior, y los dedos húmedos que chupaba me acariciaban la lengua. Eran tantas las sensaciones, era tanto el calor, todo parecía estar concentrado dentro de mi centro, erótico y sensual, erótico y excitante.
Él se corrió primero, y yo unos instantes después, apretándolo para que no me dejara. Fue solo luego de unos segundos que apagó el juguete, y lentamente nos acostamos a retozar, como dos bestias ahítas de carne.
«Entre dos tierras estás y no dejas aire que respirar» canta alguien allá afuera, y yo entre mis recuerdos y mi mano que se frota contra mi entrepierna, estoy entre los recuerdos y el placer que me proporciona el recordar. Más aun, el tener orgasmos con esos recuerdos.
0 Comments 27 noviembre, 2021