Lubricante íntimo para más placer
Me desnudo por completo. Estando de pie, tomo un poco de lubricante íntimo en mi mano derecha y me empiezo a humedecer. La piel hacia atrás, para que pueda cubrir todo lo que tiene que cubrir, que la fricción no sea dolorosa y que se sienta más placer. Mi mano toda resbalosa y mi carne dura, erecta.
Empiezo entonces a frotarme. Hacia adelante y hacia atrás. Hacia adelante y hacia atrás. Nada necesito ver. Nada necesito pensar. La sensación ya es muy intensa por sí sol y mis gemidos se empiezan a hacer notorios.
Me pongo más duro y el lubricante se va secando; me pongo un poco más. Me sigo frotando; me veo, duro y pienso: quiero correrme, y que mis fluidos se mezclen con el lubricante.
Aumento la velocidad y me froto así hasta que me corro. Solo entonces pienso que, quizás, un poco de lubricante con ella esta noche vendría bien. Me vuelvo a poner duro de solo pensar.
Un masaje especial
En la habitación con las luces bajas, que apenas dejan ver, y música tan sugerente, su cuerpo desnudo yace sobre la cama. Está boca abajo, y me emboba la línea redondeada que son sus nalgas, bajando, hundiéndose en su coxis, para luego seguir hacia sus hombros. Su cuello también está desnudo, pues tiene el cuello recogido. Su pelo espléndido, que tan bien se ve sobre su frente cuando está sudada, fuera de la ecuación. Pero el cuello, tan obsceno y a la vez tan puro, es lo primero que toco. El aceite se derrite de la vela y cae sobre su cuello, sobre sus hombros, y la siento estremecerse. Mis manos, grandes, se deslizan.
Dejo caer más aceite caliente, ella se estremece, incluso gime. Dejo que mis manos la cabalguen. Como me gusta cabalgarla. Ella esta laxa, relajada, mientras hago todo el trabajo. Entre dormida, me figuro, estará perdida entre la música y las sensaciones.
Afuera hace frío, pero aquí adentro empieza a hacer calor. La erección en mis piernas, dura como una piedra, me enloquece, y me despojo también de la ropa. Y ya no solo uso mis dedos, mis manos, sino también mis brazos y mucho más. los gemidos se hacen más intensos y nos perdemos en la música y el calor…
Lubricante íntimo para más placer
Luego de comerla, de sentir cómo sus labios se hinchaban en mi boca, y de penetrarla con los dedos, sé que está húmeda. Ella naturalmente es apretada, pero sus labios hinchados la hacen más apretada. Yo me siento a punto de estallar, en esto he estado pensando desde hace horas.
Me pongo lubricante íntimo, lentamente, mientras ella se sigue estimulando. Lubricante íntimo para más placer. Así, aunque los dos estamos hinchados, a punto de estallar, la penetración es suave, y entro tan profundo que siento que no podré salir jamás. Pero salgo entero, y vuelvo a entrar con la misma facilidad. Siento los dedos de ella, que se toca mientras entro y salgo. Beso sus labios, los de arriba, que están hinchados.
Ella me dice que se corre, y yo también siento que lo hago. Dentro me aprieta, y me siento resbalar, salir, pero vuelvo a entrar. yo también estoy latiendo, como el corazón de un caballo que corre, como el corazón que me alte en el pecho.
¿Quién se corre primero, ella o yo? ¿Importa eso?
0 Comments 14 enero, 2023