La fantasía de Carlos

La fantasía de Carlos

Conocí a Carlos en Grindr, cuando hablamos por primera vez me contó que tenía una fantasía un poco curiosa, aunque no demasiado extraña en realidad. Lo primero que pensé es que probablemente me diría algo relacionado con los pies, estaba casi libro para eliminar el match, sin embargo, cuando por fin se animó a hablarme de su fantasía, quedé totalmente sorprendido.

—Mi fantasía es ir a un lugar público y tener una cita, como novios, para luego tener una discusión acalorada, de esas que llaman mucho la atención, terminando la reconciliación en cualquier lugar que podamos.

—Vaya, pues si es una fantasía bastante curiosa, pero interesante, quiero intentarlo —fue mi respuesta.

Pactamos nuestro encuentro una semana después en un centro comercial, conocerlo fue una gran sorpresa, pues curiosamente Carlos era aún más guapo en persona que en fotos. Tenía hoyuelos en las mejillas y un hermoso pelo castaño. Sus labios eran carnosos y se vestía increíblemente bien, sentí una emoción enorme al verlo.

Durante la primera hora estuvimos hablando largamente mientras bebíamos café, nuestra química era increíble, al punto de creerme por un momento que ese chico era mi novio. Incluso comenzamos a caminar tomados de la mano por el centro comercial, mientras veíamos tiendas.

De pronto, mis ojos se desviaron hacia un chico que pasa por el pasillo y Carlos pareció perder la cabeza. Era el momento de hacer realidad su fantasía. Las palabras dichas con irritación se convirtieron en gritos, pero curiosamente no me sentí abochornado en aquella situación, pues sabía que la pelea era el preámbulo al placer.

—Se te van los ojos cuando cualquier imbécil te mira dos segundos —gritó Carlos simulando exasperación— estoy cansado ya, se acabó.

—No te pongas así, cálmate un poco —Le pedí mientras comenzaba a seguirlo a la salida del centro comercial.

—Estoy realmente molesto —fue la respuesta de él, pero mis ojos instintivamente se dirigieron a la parte delantera de su pantalón, notando que tenía una enorme erección.

—Ven, vamos a reconciliarnos —supliqué tomándolo de la cintura.

Él se mordió el labio y me arrastró hasta el ascensor. Bajamos hasta el último piso de estacionamientos y entramos a su coche. Inmediatamente comenzamos a besarnos con hambre, estábamos realmente calientes con la idea de hacer las paces. El pantalón de Carlos salió volando pronto y se giró para mostrarme el hermoso plug anal que tenía.

—Estoy listo para ti —me dijo meneando el culo.

Cubrí mi erección con látex en un tiempo récord y sin perder el entusiasmo saqué el plug para llenar a Carlos con mi polla hambrienta. Empujé sin piedad mientras le mordía el cuello, él por su parte jadeaba y gemía palabras sueltas que no entendía. En medio de un espasmo lo sentí correrse largamente, por lo que me permití alcanzarlo en cima del placer también.

Mientras jadeábamos nos miramos con una sonrisa satisfecha. Desde ese día, nos encontramos cada cierto tiempo para repetir, a veces con una escena de celos antes del coito, de cualquier forma, el culo de Carlos es un paraíso y mi mejor hallazgo en Grindr hasta el día de hoy.