El cajón de mis secretos – capitulo 3
Encerrada en aquella habitación de descanso, junto al sexy neurocirujano Adrian, Clara sintió vergüenza por haber sido descubierta masturbándose, pero también sintió que era la oportunidad perfecta para hacer realidad todas sus fantasías con aquel hombre. Desde que había pillado a su ex esposo follando con otra mujer en su propia cama matrimonial, Clara se había prometido ser una mujer más libre sexualmente, capas de disfrutar de su sexo y no ilusionarse con cualquier hombre.
Mirando directamente a los ojos del doctor, Clara metió la mano entre sus piernas y retiró la bala vibratoria de 7 velocidades al tenerla fuera, la apagó tranquilamente y miró al hombre frente a ella, que la observaba en silencio, con una expresión de concentración y algo más que ella no supo diferenciar.
―Estaba probando el nuevo juguete de mi cajón secreto ―explicó ella mostrándoselo.
―¿Cajón secreto? ―preguntó el doctor mirándola intensamente.
―Así llamó ahora a mi mesa de noche, donde guardo juguetes sexuales. Apenas tengo un par, pero con el tiempo la colección crecerá, de seguro ―comentó ella sentándose en la cama, aun mirándolo a los ojos― puede tomarse un descanso y sentarse a mi lado, si gusta.
El doctor sonrió abiertamente y tomó asiento junto a ella sin decir palabra, por lo que Clara continuó hablando, esta vez con la intención de poner todos los puntos sobre la mesa y decidir qué pasaría a continuación.
―No pretenderé que no me acaba de encontrar masturbándome en la sala de descaso de enfermería, doctor ―comentó Clara con una sonrisa ligera― me gustaría saber si eso le ha hecho sentir incómodo.
―En absoluto, de hecho en este momento creo que usted es la fantasía sexual de cualquier hombre ―explicó Adrián entrelazando sus manos y mirándola con sinceridad― no hay nada más hermoso, que una mujer que sabe lo que quiere y que disfruta de su sexualidad abiertamente. Cualquier deseo que tenga, debería cumplirlo sin dudar.
― ¿Lo dice sinceramente? ―preguntó Clara sintiéndose más atrevida que nunca― porque en este momento, por ejemplo, desearía su boca en mi sexo.
El doctor Adrián sonrió abiertamente, asintió con suavidad antes de recostarla sobre la cama y le sacó el pantalón blanco del uniforme con una elegancia que impresionó a Clara. Antes de que ella pudiera decir una palabra más, el doctor abrió sus piernas de par en par, luego hundió su cabeza contra su sexo y comenzó a chupar suavemente, repartiendo besos tirantes algunos segundos antes de comenzar a devorarla con hambre. Su boca fue seguida de un par de dedos hundiéndose profundamente en la vagina, lo que acercó a Clara un poco más al orgasmo, sin embargo lo que la hizo caer de lleno en el clímax, fue el meñique del doctor entrando ligeramente en su ano.
Se corrió con fuerza lo que parecieron horas enteras y cuando abrió los ojos, se encontró con el doctor relamiéndose los labios y mirándola con placer.
―Debo entrar a cirugía en 15 minutos, así que no puedo quedarme a disfrutar un poco más ―explicó el doctor suspirando y acomodándose un poco mejor la polla larga y erecta que deformaba su pantalón― Ahora mismo no hay pacientes en emergencia, por favor quédese a descansar un rato. Nos veremos más tarde y continuaremos esta exploración. Si lo desea, por supuesto.
―Me parece un buen plan ―concluyó Clara estirándose sobre la cama como una gata adormilada y mirando al doctor sonreírle con alegría antes de irse.
Continuará…
0 Comments 26 enero, 2020