Disfrutando de juguetes sexuales
Con mi pareja no siempre podíamos vernos, por cuestiones de horarios. Siempre intentábamos coincidir, pero, aunque viviéramos en la misma casa, incluso algo tan importante y central como follar se hacía difícil. Los fines de semana parecíamos conejos, pero no era suficiente. Lo que yo no sabía es que ella quería empezar a enmendar estos problemas, haciendo uso de juguetes sexuales.
Un regalo inesperado
Entro un día al piso, el cual compartíamos, y me encuentro, sobre la cama, al acostarme a ver televisión, con una bolsa de regalo.
Al abrirla, em encontré con que se trataba de un juguete sexual, un masturbador para ser más precisos. También había lubricante y un par de cosas más.
Llamó especialmente mi atención una nota, que relataba «Sé que no siempre podemos estar juntos, y que tampoco podemos disfrutar como nos gustaría, pero quiero que disfrutes con este juguete sexual… y que no te olvides de siempre pensar en mí, que húmeda y abierta me muero por recibirte».
Disfrutando de juguetes sexuales
Aquella era demasiado para mí. La erección ya se había dibujado en mi pantalón. No pude evitar hacer uso del juguete sexual, que, si bien no se sentía como ella, era increíble. Tenía un mecanismo que me masajeaba por dentro, casi como un beso de Singapur, y el correrme, pensando en ella, y deseándola como nunca, fue algo bastante sencillo.
Nunca había sido especialmente fanático de los juguetes sexuales, pero el hecho de que ella se preocupara por mi placer, el grado de comprarme un implemento para únicamente procurármelo, era algo sumamente excitante. Incluso su nota, esa nota que me pudo haber dejado en el móvil, pero que eligió darme en papel, de una forma más clásica. Esa nota me hacía pensar: me hacía pensar en ella, con su coño abierto, con esas dos piernas dibujando dos manecillas de reloj, y mi cara, específicamente mi boca, introducida en el medio, devorando todo lo que me pertenecía, todo lo que era mío.
Corriéndome mientras uso un juguete sexual
Cuando nos volvimos a ver, y pudimos tener el tiempo suficiente para darnos aquello que tanto habíamos deseado, no desperdiciamos ni un segundo. Aquello fue un verdadero derroche, sintiendo que ambos nos estábamos fundiendo en el cuerpo del otro.
La espera no era algo a lo que no estuviésemos acostumbrados, pero algo sucedía esa semana. Algo se había apoderado de nuestros cuerpos que estábamos tan cachondos… quizás haya sido el uso de juguetes sexuales.
Pero pasó que, cuando le dije que me iba a correr, ella me pidió que esperara, y tomando el juguete sexual, lo llenó de lubricante. Y acercándose a mí, lo encendió y me empezó a masturbar con él.
—Estuve cachonda toda la semana, pensando que te masturbabas con este juguete sexual, pensando en mí. y no hay nada que desee más en este momento que poder ver cómo te corres mientras te masturbo con él.
Creo que nunca sentí la polla tan dura.
Sus manos, sus caricias, el juguete, todo era demasiado… terminé por correrme, copiosamente, ante la sonrisa de ella, que me miraba triunfante.
Solo me quedó una cosa clara luego de correrme disfrutando de juguetes sexuales. Que, aunque estaba muy contento, de alguna forma debía retribuírselo, y si ella disfrutaba al verme correrme usando un juguete sexual, ¿por qué yo no disfrutaría de lo mismo?
Continuará…
0 Comments 22 mayo, 2022