Sus dedos en mi Punto G
El bar estaba lleno de gente y el ambiente era animado. Yo estaba allí con mis amigas, disfrutando de una noche de diversión y risas, como no solía tener desde hacía mucho tiempo. Entonces las vi. Estaba sentada en la barra, con una copa de vino en la mano, hablando con otra mujer. Mi corazón se aceleró y mi mente se llenó de recuerdos de aquellos días en los que éramos inseparables. Inseparables nuestros corazones e inseparables sus dedos de mi interior. Especialmente de mi Punto G, que ella disfrutaba tanto en estimular.
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El reencuentro
Hacía mucho tiempo que no la veía, pero seguía siendo igual de hermosa que siempre. Me acerqué a ella con cautela y nos saludamos tímidamente. Hablamos de cosas triviales al principio, pero poco a poco las conversaciones se hicieron más profundas, y recordamos los momentos que habíamos compartido juntas. Había algo atorado en la garganta de ambas, algo que queríamos decir, pero que no lográbamos sacar. Esa parte tan íntima, tan salvaje y tan placentera de nuestra relación. Pero que en ese momento habría sido un error mencionar y traer de nuevo a colación.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de que seguía enamorada de ella. Mi corazón latía fuertemente y mis manos temblaban mientras hablábamos. Recordé todas las veces que habíamos compartido juntas, las risas, los abrazos, los besos, las caricias, los dedos húmedos y su sabor… Me di cuenta de que la había extrañado más de lo que jamás había imaginado.
Finalmente, llegó el momento de despedirnos. Nos dimos un abrazo largo y cálido, y sentí que todo el tiempo se detenía. En ese momento, me di cuenta de que todavía había una chispa entre nosotras, y que tal vez, solo tal vez, podría haber una oportunidad para nosotros de nuevo…
El recuerdo de sus dedos en mi Punto G
Mientras caminaba hacia la puerta, la miré una última vez. La vi allí, parada en la barra, con una sonrisa en su rostro. Fue en ese momento que decidí que tenía que hacer algo para volver a estar cerca de ella. Tal vez era hora de dejar de lado todas las excusas y miedos, y simplemente seguir adelante.
Esa noche me fui a dormir con el corazón lleno de emociones y pensamientos. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para tenerla de vuelta en mi vida. Y en mi corazón, sabía que ella sentía lo mismo…
Un poco ebria por el recuerdo y por el vino, recuerdo haber tomado mi juguete para el punto G, recordando aquella primera vez. Cómo lamía sus dedos y luego me daba a probarlos, introduciéndolos lentamente en mí. Tenía los dedos suaves, que se sentían tan placenteros en mi interior…
Delicadamente apretó en ese punto, mii punto G. estimulándolo poco a poco, acariciándome desde lo más hondo, mis gritos se hicieron más violentos, todo se nublaba a mi alrededor, y mi cuerpo viajaba a lo más alto. Lo más alto de placer.
De la misma forma en que estaba viajando en ese momento, con mi juguete para el Punto G, viajando a ese lugar lleno de placer.
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