Un plug anal sorpresa
Ella tenía un vestido corto, de tela ligera, que apenas alcanzaba para cubrirla en los lugares donde había que cubrirse. Hacía calor y su piel se pegaba a la tela, lo que hacía más provocadoras sus formas. Al tacto de la tela, sus pezones estaban erizados y la sorpresa que tenía entre las piernas le daba puntadas, diciéndole que lo deseaba: deseaba aquello que había ido a buscar. Inclinándose sobre la mesa en la que estaba el café, se aseguró muy bien de dejarse ver y su plug anal sorpresa afloró.
La vecinita te viene a visitar
Llevaba algunas semanas viendo a Joaquín entrar y salir de su piso. «Es tímido», se decía, «pero qué bueno que está, como para comer de él o para comerlo a él». Joaquín, por su parte, había visto a Soledad mucho más de lo que le habría gustado. No solía buscar tener buenas relaciones con sus vecinos; le bastaba con que no lo molestaran. Pero esa chica era tan sensual, tan hermosa con su pelo corto y sus vestidos con botas Doc Martens.
Pero había sucedido: ella había dado el primer paso. Lo había visitado, a pesar de las protestas iniciales de él.
Charlando y bebiendo café, descubrieron que eran más afines de lo que habrían pensado: les gustaban las mismas películas, la misma música y ambos daban esas miradas furtivas al otro, viendo lo que se devora y lo que excita…
Viéndola inclinada, Joaquín pudo apreciar que soledad no llevaba bragas; más aún, que llevaba puesto un plug anal y que se exhibía para él.
—¿Te gusta lo que ves? —Ella preguntó.
—Si… —dijo él con un hilo de voz.
—Está servido para que comas…
E inclinándose un poco más, se subió más aun el vestido, hasta quedar casi desnuda, dejando que su coño se abriera un poco. En ese coño que se abría, lleno de humedad como un manantial, Joaquín se dejó caer, bebiendo y consumiéndolo.
El plug anal sorpresa
Soledad le dijo que le quitara el plug y que le follara el culo, que le encataba que la follaran de perrito y por detrás.
Sin pensarlo mucho, Joaquín lentamente sacó el plug, viendo el culo abierto y preparado de soledad. Con rapidez tomó un condón de la mesa y se lo puso; era de los lubricados.
Ella seguía inclinada sobre la mesa, ahora completamente desnuda, mientras Joaquín entraba lentamente en su culo.
Estando completamente adentro, Soledad vibró en espasmos fuertísimos, haciendo temblar incluso la polla de Joaquín. Él empezó entonces a entrar y salir lentamente mientras ella gemía. La tomó de las caderas y disfrutó el follarse su culo.
Algo pareció apoderarse de ella, como un impulso loco, y le gritó:
—Fóllame, fóllame como si me quisieras romper el culo.
Joaquín empezó a aumentar la intensidad, más duro, más duro, más duro. Ella le seguí pidiendo que más fuerte, que se la follara sin piedad, que le diera todo de él. La polla entraba suave en el culo abierto, dispuesto para él.
—Córrete, quiero sentir cómo te corres…
Embistió y embistió hasta que se corrió, en un orgasmo potente, dentro de ella. Soledad, mientras tanto, como una gata que se estira, sonreía abiertamente, como el gato de Cheshire, y se movía en la mesa.
Joaquín entonces salió y se quitó el condón, sentándose a un lado de la mesa. Ella le tomó la cabeza con las manos y lo acercó a ella, haciendo que empezar a comerle el coño, sirviéndose de él luego de darle un plug anal sorpresa. El placer está ahí, solo hay que tomarlo.
0 Comments 13 agosto, 2022