El renacer del fuego de la pasión

El renacer del fuego de la pasión

Era la tarde de un jueves cuando mi marido Raúl y yo decidimos ir juntos a una sexshop muy conocida en la ciudad. Luego de un matrimonio de muchos años, habíamos estado sintiendo que la llama lentamente se volvía más pequeña y temíamos que nos llegara el día en que no quisiéramos ni siquiera darnos un beso. Con la esperanza de encontrar algo que nos hiciera sentir un poco más deseosos de lo habitual, fuimos juntos a descubrir este lugar y nuestra primera impresión fue sorpresiva.

No imaginábamos un lugar un poco vulgar, lleno de carteles pornográficos en las paredes y objetos grotesco. En cambio nos topamos con una tienda elegantemente decorada, con artículos bien clasificados, expuestos detrás de vidrieras relucientes. Ni siquiera nos agobiaron al entrar, intentando obligarnos a comprar, la dependienta simplemente se ofreció a responder cualquier pregunta y nos dio espacio.

Mirando las vitrinas, mis ojos se encontraron con un artefacto de silicona rosado. Su diseño era minimalista y elegante, inmediatamente me gustó aunque no comprendía muy bien su funcionamiento.

-Se trata de un vibrador dual que puede utilizarse a solas o en pareja -había explicado la dependienta con total profesionalismo. De entre todos los juguetes, decidimos llevar ese vibrador dual.

Esa misma noche ya en casa, las manos juguetonas de Raúl me atraparon a medio cocinar la cena, deslizándose entre la tela de mi pijama y descubriendo que la antelación había derretido mi sexo hasta hacerlo un charco de deseo. Un gemido quejumbroso salió de sus labios cuando sintió mi necesidad y sin dudarlo más, me llevó a la cama, donde el juguete estaba fuera de su caja.

-Como quiero comerte el coño, joder -Dijo Raúl empujándome suavemente a la cama y tirando de mi pantalón de pijama.

Lo siguiente que supe es que sus manos empujaban mis rodillas abiertas y sus labios conectaban con mi centro caliente, lamiéndolo de la forma desesperada que me hacia perder la cabeza completamente. Un vistazo entre mis piernas me reveló que Raúl estaba tan ansioso como yo, acariciándose con desesperación mientras su lengua me comía gustosamente.

-Por favor -supliqué sin saber muy bien que estaba pidiendo. Por suerte, Raúl parecía comprenderlo y tomando el juguete, comenzó a frotar el cabezal más pequeño contra mi coño empapado.

-Tienes el coño hinchado y jugoso más hermoso del mundo -Me dijo Raúl sin aliento e inmediatamente sentí la intromisión del juguete en mi entrada trasera y mi coño.

Gemí agudamente y cuando por fin tuve todo el juguete dentro, la polla de mi esposo comenzó a abrirse paso. Jamas me había sentido tan llena en mi vida, la sola sensación de algo enterrado en esa entrada prohibida, me empujaba peligrosamente hacia el orgasmo. Entonces Raúl presiono un botón y el juguete cobro vida en mi interior. La mezcla entre los gemidos graves de Raúl y las vibraciones de mi juguete, me tenían delirando y me encontré corriéndome muy pronto, siendo seguida por mi esposo.

Nos quedamos abrazados en silencio, sorprendidos de la intensidad de aquel encuentro sexual. Satisfechos de haber unido a nuestro dormitorio, un amante de silicona tan eficiente.

Fin.